La única forma de existir es asumiendo múltiples identidades, que van surgiendo a medida que pasan los años. Para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero: tamaños prácticos y fáciles de transportar, disponibles para cualquier ocasión. Una identidad es algo complejo, y a la vez tan maleable, que jamás podremos llegar a comprender su verdadera naturaleza. Como jamás entenderemos tantas cosas.
Cuando las paradojas se hacen evidentes, las crisis afloran. Y las clásicas preguntas quién soy yo, qué soy, qué estoy haciendo con mi vida devienen en nuevas facetas de uno mismo. Y es un círculo vicioso, porque en cada identidad hay contradicciones y contingencias, soy y no soy, soy esto y también lo otro.
Por eso, tampoco se sabe cuál es la naturaleza humana. Encontrar una respuesta para esa pregunta es como pretender que los peces vivan fuera del agua. Angustiados venimos y angustiados morimos, entre crisis y varias caras de una misma moneda, buscando objetividad en un entorno subjetivo.