trece de febrero

Tiendo a literarizar todo. Los sentimientos, las experiencias, los recuerdos, como si se fueran a escapar. Me da miedo que desaparezcan. O quizás me da miedo enfrentarlos, y por eso los escribo. Como ahora, que sólo escribo cosas tristes. No puedo escribir cosas bonitas, y lo que es peor, no puedo pensar en cosas bonitas. ¿Será que la escritura está pensada para lo feo, lo triste, lo torturador? ¿O lo que escribís es un reflejo de lo que sentís en ese momento determinado? No lo sé. Sólo sé que me siento culpable por escribir cosas tristes cuando lo triste no debería ser poético ni romántico. Y a la vez me siento aliviada de poder canalizar las emociones turbias. Y triste, porque lo único que siento es tristeza, y el nudo en la panza que pensé que se había ido de vacaciones por un rato.
Extraño pensar en cosas lindas.