Ahora es tarde para llorar
y es tarde para los abrazos.
Los recuerdos apuran el paso,
las memorias se alejan
y el sentimiento es menos.
Todo se aleja, todo dice adiós
de una forma absoluta y cruel
y me quedo a mitad de camino
entre lo que tengo y lo que se escapa.
Agito mi mano, cierro los ojos;
allí sigue el tren, esperando partir.